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MARINA MARTÍNEZ
Lunes, 25 de noviembre 2013, 15:43
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Fue allí donde vio la primera cocina profesional fuera de la escuela de La Cónsula. Algo ha llovido desde entonces. Pero no sobre mojado. Al contrario. Dani García ha querido ir dando pasos. Y ahora esos pasos le devuelven a aquellas primeras prácticas. Las que realizó junto a Simón Padilla en Puente Romano. Allí regresa el cocinero marbellí, que cierra nueve años de Calima en el Meliá Don Pepe para reinventarse como Dani García Restaurante. Anoche lo hacía público Michelin en la gala de presentación de la Guía España & Portugal 2014. Todo un aval para García, que mantendrá las dos estrellas pese a la mudanza sobre la que tantos rumores han corrido en los últimos días.
Cambio de nombre, cambio de ubicación, pero no cambio de concepto incluso tendrá la misma capacidad, unas 50 personas. «Será el mismo, incluso más abierto todavía. Ahondaremos en la línea de este último año, que nos ha servido mucho; al incorporar de nuevo la carta hemos ganado 2.500 personas. La diferencia es que aquí abriremos también a mediodía en temporada alta», explica el cocinero, que además renombrará su menú degustación bajo el título de Once upon a time. Toda una declaración de principios que no va sola. Lleva consigo una «bola extra», como la denomina el propio Dani García. Y no es otra que Manzanilla Marbella. El sello neoyorquino de este ambicioso proyecto que ocupará dos locales uno para cada restaurante en ese gran food hall de Puente Romano.
Porque, como puntualiza García, este nuevo Manzanilla, con capacidad para unas 120 personas, tendrá el eco de la ciudad de los rascacielos a través de un ambiente «más fresco, divertido e informal». «Estoy sumamente emocionado con ambos proyectos», reconoce el cocinero, sin esconder su «felicidad mayúscula» por este nuevo «sueño cumplido».
Habrá que esperar aún para verlo hecho realidad. La previsión es abrir en Semana Santa, retomando la temporada como cada año. Ahora comienza la fase de planos, decoración e interiorismo. Luego vendrá el momento de darle contenido a esa atmósfera natural que busca Dani García, recreando la esencia de Puente Romano. Lo demás lo dará la evolución. Es la palabra que el chef prefiere utilizar para definir su nuevo reto ante una clientela exclusiva.
«Siempre que pasa algo así me revoluciona a mí y al equipo. Por la experiencia en Nueva York y por la situación que hemos vivido estos últimos tres años, que han sido muy duros, ahora tenemos la mente más abierta y con una gran motivación. Es como si hubiéramos puesto la sexta marcha», admite el marbellí, para quien el cambio «es mucho más positivo de lo que imaginaba».
De momento, se trata de un proyecto más personal. Es lo que le faltaba para seguir subiendo escalones. «El día que salí de Ronda me dio pena, pero era para crecer. Y ahora ocurre lo mismo», afirma con la misma filosofía que mueve, y seguirá moviendo, el engranaje de esa marca que también se extiende a su Deli Bar del aeropuerto y a la línea de catering que hoy presenta en sociedad: «Hay que ir al restaurante a pasarlo bien».
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