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Los cambios de goma de la bombona, uno de los engaños más habituales
Las personas mayores, objetivo de las estafas del gas y la electricidad

Las personas mayores, objetivo de las estafas del gas y la electricidad

La Policía Nacional alerta de que el 90% de las víctimas de los casos a los que se enfrentan son personas de entre 70 y 80 años

Alvaro Frías

Lunes, 25 de julio 2016, 00:30

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Una llamada al portero electrónico y, al descolgar, una voz amigable anuncia que son los revisores de la instalación eléctrica o del gas. Sin embargo, lo que en realidad se cuela en casa son unos estafadores que también aprovechan para llevarse al descuido las joyas que localicen en la vivienda. Sus víctimas preferidas: las personas mayores.

El investigador Francisco España, del Cuerpo Nacional de Policía, explica que existen grupos organizados que se mueven por las calles de la ciudad con el objetivo de cometer estafas bajo el pretexto de una falsa revisión del gas o del sistema eléctrico de la vivienda.

El agente señala que suelen actuar en grupos de dos o tres personas. «Tocan al portero anunciando una revisión. Sin embargo, no es fácil disuadirles para que se vayan, ya que son expertos en convencer a las víctimas para que les dejen pasar a la casa», apunta.

En este sentido, España insiste en que suelen atemorizar a las personas mayores con que la instalación puede estar defectuosa y que cabe la posibilidad de que haya un accidente, diciendo que es algo muy peligroso. También se les amenaza, de forma falsa, con que pueden recibir una sanción de las administraciones porque ha habido una supuesta modificación de la normativa a la que insisten que se tendrían que adaptar los usuarios.

«El problema empieza cuando cedes y les dejas entrar en la casa», insiste el policía nacional. Antes, han mostrado multitud de enseñas de las empresas que se encargan del suministro e, incluso, credenciales, que pueden llegar a estar falsificadas o que ya no sirven, pero ellos que continúan empleándolas.

Distracciones

Explica que con la excusa de revisar el calentador, uno de los integrantes del grupo se queda haciendo algunos trabajos, mientras pide a la víctima que vaya a algún cuarto de baño de la vivienda para abrir el grifo de agua caliente. Es el momento que aprovecha su cómplice para moverse a su antojo por la casa y revisar armarios y cómodas en busca de joyas o dinero que la víctima pueda tener en la vivienda. «Los botines suelen ser cuantiosos, por el alto valor de las piezas de oro que las personas mayores guardan habitualmente en su domicilio», añade el agente.

Por otro lado, también se producen engaños con el trabajo realizado. Éste sin embargo no es tal, ya que muchas veces lo que hacen es cambiar una goma por otra, o reponer una pieza del calentador de gas que es muy fácil de intercambiar y que ya suelen llevar encima, porque van cogiéndola de la casa anterior y poniéndola en la siguiente, pese a que aseguran que son nuevas.

Si la estafa está vinculada a la electricidad, los criminales recorren la vivienda con la excusa de comprobar la instalación después de que se haya registrado en la zona un supuesto pico de intensidad. Tras ello, también se exige el pago de cantidades desorbitadas, como de 400 euros, señala el también investigador Santiago Tedejo.

«En ocasiones, cuando la víctima no tiene la cantidad que le piden, la van bajando, con la excusa de cobrar una parte en el momento y la otra posteriormente. Sin embargo, nunca vuelven», afirma Tedejo.

El agente expone que las personas que integran estos grupos responden a distintos perfiles. Por un lado se encuentran los que trabajan realmente en las empresas que se ocupan de la revisión y, cuando van a las casas, aprovechan para llevarse algo de valor.

Por otro están los que ya han dejado las empresas y que aún conservan sus credenciales y uniformes. Además conocen donde se encuentran los clientes más vulnerables porque ya han estado en sus casas. El último perfil es quizás el menos habitual y responde a personas que nunca han ejercido este tipo de trabajos y directamente se dedican a estafar a los ancianos.

Lo que sí suele coincidir en las personas que han sido detenidas en las diferentes operaciones que han realizado estos agentes es la edad de los arrestados, que suele oscilar entre los 30 y 35 años. «Tienen una apariencia normal, no hay nada de ellos que te haga sospechar o que te eche para atrás. Además, muchos han trabajado como comerciales y saben desenvolverse muy bien en estas situaciones», indica España.

Reconocimiento

De hecho, precisamente por ello estos criminales suelen elegir personas mayores como víctimas, ya que es más fácil presionarles para dejarles entrar en la vivienda. Los policías nacionales señalan que también se aprovechan muchas veces de sus problemas de movilidad y, sobre todo de visión, lo que en muchos casos impide que los perjudicados puedan incluso identificarles durante un reconocimiento fotográfico.

Además los delincuentes suelen ser reincidentes. Los agentes explican que suelen ser sorprendidos incluso en diversas ocasiones por la policía, tras lo que acaban cambiando de zona. Sin embargo, al llevarse piezas de las viviendas, dejan un rastro que los agentes van siguiendo meticulosamente.

«En gran parte, las detenciones se deben a que los criminales se quedan con alguna de las piezas que han robado para ellos mismos o para regalársela a algún familiar. Y esto es lo que nos permite capturarles en muchas ocasiones», afirma Tedejo.

Gracias al trabajo de investigación que realizan los agentes, en muchas ocasiones acaban recuperando parte del botín que ha sido sustraído de las viviendas de sus víctimas. Muchas de ellas son piezas de un alto valor sentimental, con la que sus dueños tienen un gran vínculo. Por ello, los policías nacionales insisten en que ésta es la mejor parte de su trabajo: «Supone la mayor satisfacción, cuando, emocionados, te miran a la cara y te dan las gracias».

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