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La discusión lleva abierta varios días.
El PSOE debate si Podemos debe ser su compañero de viaje a la Moncloa

El PSOE debate si Podemos debe ser su compañero de viaje a la Moncloa

Los socialistas andaluces temen que el discurso de la dirección del partido merme su posición de fuerza política con vocación mayoritaria

Paula De las Heras

Viernes, 29 de mayo 2015, 23:57

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Pedro Sánchez se enfrenta este domingo a un Comité Federal mucho más tranquilo de lo que habría cabido esperar hace unos meses, especialmente en lo que a la consolidación de su liderazgo se refiere. Apenas nadie duda ya de que será el candidato único a las primarias abiertas cuyas bases reguladoras debe aprobar ahora el principal órgano del partido entre congresos, pero eso no quiere decir que no vaya a haber debate interno porque, de hecho, ya lo hay en torno a una cuestión clave: si la dirección del partido hace bien en trasladar la idea de que quiere hacer de Podemos su compañero de viaje para llegar a La Moncloa.

     La discusión lleva abierta varios días, pero este sábado, víspera del encuentro entre los notables del partido, cobró más fuerza después de que el secretario de Acción Política de la formación dijera en la radio pública que si en las próximas generales los socialistas y el partido de Pablo Iglesias suman podrían llegar a un acuerdo para desplazar al PP, aunque este sea la fuerza más votada. La reacción de los socialistas andaluces no se hizo esperar.

     «Tenemos que gestionar esta situación tan complicada en la política de una manera sosegada, con mucha calma, sin anticipar escenarios y aspirando en todo momento -reclamó alarmado el portavoz en la cámara regional, Mario Jiménez- a que el proyecto del PSOE lidere una amplia mayoría de los ciudadanos sin necesidad de ninguna compañía ni planteamiento compartido con nadie».

     Susana Díaz ya había dejado claro en varias comparecencias públicas -la última, la que siguió a su entrevista de este jueves con Pedro Sánchez, dentro de la ronda de contactos para hablar del escenario postelectoral- que no comparte la estrategia de veto a cualquier diálogo con el PP marcada por el secretario general. Entre otras cosas, dicen fuentes socialistas, porque aunque efectivamente no se vaya a llegar a pactos con ellos, negar la mínima interlocución convierte al PSOE automáticamente en rehén de Podemos.

  

 El PSOE de Andalucía, de hecho, estableció desde el primer momento contacto con todas las fuerzas del Parlamento regional para tratar de desbloquear la investidura de la presidenta en funciones y lo mismo ha hecho, por ejemplo, el gran triunfador socialista del 24-M, el extremeño Guillermo Fernández Vara, pese a saber que lo tiene más fácil. Sánchez, en cambio, ha dado a entender que no tiene intención de hablar del nuevo panorama político con Rajoy. Es más, oficialmente hay orden de guardar silencio sobre la «toma de contacto» que, según desveló la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ya ha tenido con el jefe del Ejecutivo.     

     En todo caso, los resquemores de la federación andaluza, desde la que se sigue reivindicando que por su peso, su aportación en votos (una cuarta parte de los logrados por el partido en las locales en toda España) y su poder institucional «debe tener algo que decir», quizá no vayan esta vez tan lejos como cuando Susana Díaz era la única estrella del firmamento socialista, junto con el discreto presidente asturiano, Javier Fernández. Ahora hay más barones con expectativas de gobierno y dispuestos a elevar su voz.

     El cambio en la distribución de fuerzas asomó este sábado en un episodio menor pero simbólico. El futuro alcalde socialista de Valladolid, Óscar Puente, se atrevió a exigir a Díaz que «deje trabajar» a los demás y que se dedique a «tomar las decisiones en el ámbito que tiene». Pero no es un hecho aislado. Incluso en los sectores más 'susanistas' del partido se cuestionan sus intenciones a la hora de plantear pegas al modo en el que Sánchez está gestionando el asunto de las posibles alianzas. «Al final -dice un destacado miembro del partido- son habas contadas y los pactos habrá que hacerlos».

     En el PSOE empieza a instalarse una idea que es peligrosa para la dirigente andaluza. Si diera el paso para ir a primarias, algo que ya todos descartan, tendría, dicen, «mucha gente detrás». «Pero esto de ser el perro del hortelano -avisan entre sus fieles-no se entiende».

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